La espuma de la cerveza: qué es y para qué sirve

En el post sobre Japón mencioné una cervecería con decenas de grifos de cervezas de buena calidad pero con el problema de que las servían sin espuma, lo que me pareció un error importante para un establecimiento de ese tipo. Más allá de la estética, la espuma tiene su propósito y nos puede indicar muchas cosas sobre la cerveza que tenemos delante.

Durante el proceso de fermentación, la levadura libera el gas (dióxido de carbono) que crea la carbonatación. Cuando abrimos una cerveza y la echamos en un vaso, las burbujas de gas suben a la superficie y forman una capa cremosa.

La espuma permite que la carbonatación salga del líquido y, por tanto, evita que tragues una gran cantidad de gas al beber. También protege la cerveza y ayuda a liberar sabores y aromas. Dado que el olor influye mucho en el gusto, el primer contacto con la bebida es importante para apreciar mejor el sabor, por eso la cerveza no sabe igual cuando no tiene espuma.

La cantidad de espuma que genera una cerveza cuando está bien servida también es importante. Si hay demasiada o no hay, puede indicar que algo ha estropeado la cerveza. Por ejemplo, puede ser indicio de una mala conservación.

No obstante, que una cerveza tenga más o menos espuma puede depender de muchos factores, no siempre negativos. Algunas razones por las cuales no todas las cervezas tienen la misma espuma son:

  • Técnica: la inclinación del vaso y la distancia desde la que vertemos el líquido producirá más o menos espuma. A menor inclinación y mayor distancia, más espuma.
  • Vaso: un vaso mal aclarado con residuos de detergente hará que tengamos menos espuma y que aparezcan unas burbujitas en el cristal.
  • Estilo e ingredientes: el estilo y los ingredientes utilizados influyen en la carbonatación y, por tanto, en la apariencia, textura y persistencia de la espuma. Las cervezas con trigo producen más carbonatación natural durante la fermentación, mientras que las que llevan maíz como aditivo suelen “desinflarse” más rápido.
  • Volumen de alcohol: cuanto más contenido alcohólico tenga una cerveza, más rápido desaparecerá la espuma.

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