Ya hemos comentado alguna vez en este blog las acciones de marketing de la cervecera escocesa BrewDog, como la carta abierta a Donald Trump o el lanzamiento de ‘Hi my name is Vladimir’. Esta vez han decidido dar un paso más en la interacción con los consumidores y han acudido a Twitter para crear su próxima cerveza.
Con el hashtag #MashTag2016 (llevan haciendo esto desde 2012), los responsables de redes sociales de esta marca lanzaron una serie de tuits con encuestas para que los seguidores de BrewDog en Twitter decidieran el estilo, el lúpulo, la malta y el “toque especial” de esta cerveza. Éste fue el resultado de las votaciones:
You voted for it in your thousands and now the final #MashTag2016 beer has been decided!https://t.co/9lDwg7MEI3 pic.twitter.com/FOYiupT1rr
— BrewDog (@brewdog) March 25, 2016
Incluso dieron la oportunidad de elegir cuál será el diseño de la etiqueta.
But we ain’t finished yet!
It’s label design competition time! #MashTag2016https://t.co/9lDwg7MEI3 pic.twitter.com/KL4jLvr7xH
— BrewDog (@brewdog) March 25, 2016
¿Cuál ha sido el impacto de esta campaña? Echando un vistazo a los tuits, podemos saber que las encuestas para elegir cada una de las características de la cerveza tuvieron en esta edición entre 1.400 y 2.000 votos (la mayor participación fue para elegir el estilo) de los casi 92.000 seguidores que tiene la cuenta de BrewDog en Twitter.
¿Funcionará esta iniciativa a nivel de ventas? La primera duda que surge al ver esto es si una cerveza elegida a partir de las decisiones de los consumidores será atractiva en el mercado. Que lo haya votado una supuesta mayoría no significa que el cruce de todas las decisiones vaya a dar como resultado un producto popular o exitoso. No parece preocuparles y quiero pensar que detrás de esta acción hay una serie de decisiones meditadas y que no han lanzado las opciones al aire sin estudiar antes en las posibles combinaciones.
BrewDog tiene tal fuerza como marca entre su público objetivo que sería raro que alguna de sus cervezas fallara en ventas. Y, aunque fuera un desastre en este sentido, parece que el objetivo de esta acción está más orientado a hacer ruido y reforzar la imagen de marca colaborativa y abierta a escuchar al consumidor que vender el propio producto.